lunes, 20 de julio de 2009

Piscinas


( Piscina de San Gil, Ecija, 42x30, Témpera y Acrílico sobre cartón, 2009)

Esta última semana he disfrutado de relajantes y cortos baños en piscinas de Torremolinos y Zahara, piscinas cercas del mar pero que se presentan como una alternativa muy válida para un chapuzón que te quite el calor y para nadar un poco. Nada que ver con las piscinas en las que me bañaba de niño, no eran alternativa a nada, eran simplemente la única opción, pues el mar se me hacía como un ente muy lejano y casi abstracto que estaba a más de 120 kilómetros y que tardé muchos años en conocer.

A aquellas piscinas de mi infancia se iba a pasar el día entero, había que aprovechar y la paliza que te dabas era terrible: saltos, carreras, ahogaillas, mucha agua y mucho sol, el sol de Ecija, castigador como ninguno. Y bajo los pies, cemento ardiendo pues el cesped no llegó hasta que abrieron la del Poli. De cemento era el suelo de las piscinas del Casino, la de San Gil y la de Villa Pilar y en la canícula ecijana había que correr y saltar para no quemarte los pies. Pero lo peor era el regreso a casa, todavía con el sol dándote los últimos empujones y totalmente derrotado por las quemaduras, el cansancio, la carga y el agua taponándote los oidos.

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