Vidas Paralelas 7

Témpera, tinta y nogalina sobre cartulina, 2018

Vidas Paralelas 6

Aguada y témpera sobre papel, 2018

Vidas Paralelas 5

Témpera, tinta y nogalina sobre cartulina, 2018

Vidas Paralelas 4

Témpera sobre cartulina , 2018

Vidas Paralelas 3

Tinta y témpera sobre cartulina, 2018

Vidas Paralelas 2

Aguada, nogalina y témpera sobre cartulina, 2018

Morena

Témpera sobre cartulina canson, 31x23, 2018
Comienzo con esta morena sentada en un sillón verde un nuevo block de fondo negro, con el que espero disfrutar este verano, llenándolo de mis personajes y de mis mundos.

Vidas Paralelas

Témpera y tinta sobre cartulina, 2018
Comienzo a mostrar las ilustraciones que he realizado para el libro Vidas Paralelas, de mi paisano Carlos Pérez Merinero y que fue presentado el pasado viernes en el Museo de  Écija.

Bar caracolero

Témpera sobre cartulina, 33x23, 2018
Vuelvo a dibujar a personajes de tabernas, una constante en mi obra, porque son lugares ideales para mi técnica, para los fondos negros y para composiciones muy de mi gusto. Y para las historias, que esconde cada personaje.

Gloria leyendo

Rotulador y aguada, 2018.
Ya muy cerca de cumplir los 86, la memoria de mi madre es frágil y quebradiza como un cristal, sobre todo para el pasado más reciente e inmediato donde el olvido, ese hueco cerebral que a todos nos amenaza, es una constante que acaba  desesperando a todos los que la rodean. Pero sí tiene memoria para recordar todo lo que sufrió de niña, una niña sin infancia, tristemente explotada en las duras labores del campo y en el cuidado de sus abuelos enfermos. Y hoy no ha dejado de sorprenderme, porque cogió el libro Vidas Paralelas, de Carlos Pérez Merinero, obra genial que he tenido el placer de ilustrar y se lo leyó enterito, en voz alta, insultando a un personaje que asesina a una mujer, viviendo la trama y comentando las escenas durante las casi dos horas que se me pasaron rapidísimas. Sólo que esa memoria frágil y quebradiza hizo desaparecer de su cabeza en apenas unos segundos la historia que acababa de leer, como cristales rotos.

Straza

Aguada de Parker y témpera sobre papel de estraza, 2018.
De vez en cuando necesito volver a mis queridos papeles de estraza , a su textura de melocotón y a su neutro gris de fondo. Nunca papel tan humilde dio tantos placeres creativos y tanta querencia. Seguiremos fiel.

2 apuntes de Feria

Rotulador y aguada de Parker, 2018
2 apuntes de ayer viernes en la feria de Jerez, poco antes de irnos a los toros.

Junio de Calendario

Témpera sobre cartulina, 2018
Ahhh, Junio, el mes amarillo, amarillo de trigos dorados, de girasoles al sol, amarillo pálido de caracoles y amarillo fuerte de soles, de arenas de playas, amarillo incierto de vientos y de fin de ciclos, que es lo que nos gusta a los que ese color nos anuncia otro ciclo, en teoría más feliz y aprovechable, el ciclo lento y libre del verano, la estación sin compromisos y deberes, sin obligaciones y madrugones, la cada vez más corta estación cuanta más larga es nuestra edad, pero en definitiva, la estación, soñada, esperada, calculada y esperemos que, bien aprovechada.

De feria

Aguada y rotulador, 2018.
3 apuntillos del pasado sábado, en el alumbrado de la Feria de Jerez.

De comunión

Rotulador y acuarela, 2018
 5 apuntes del natural de la comunión de Dayra, la mejor amiga de mi hija Violeta y puede que la más vieja, pues ya llevan 7 años juntas. Como quiera que conocíamos a poca gente, los padres, abuelos y poco más, el hecho de ponerse a dibujar sin más cuesta un poco más que si hay gente de confianza. De todas formas no me atreví hasta cercanos los postres, con un poquito de euforia cervecera y la degustación del primer fino, ya me lancé, aunque con disimulo, a atrapar momentos del eventos. Y ahora pa la feria.

En la frutería

Témpera sobre cartulina, 2018

Lectora entre olas

Témpera sobre cartulina, 2018

Tejados romanos

Óleo sobre lienzo, 40x40, 2018
Vuelvo a pintar al óleo, un placer de nuevo, en el estudio serrano de mi amigo Martel, en el que no pintaba desde hace casi 2 años, cuando dejé mi destino ubriqueño y lo cambíé por Medina. Allí dejé lienzos, cartones y mi maletín de óleo y este fin de semana he vuelto y he podido llenar los pinceles de óleo para interpretar uno de mis apuntes romanos, los tejados de la ciudad eterna desde un mirador cercano a la Plaza de Venecia, mirando hacia los tejados cercanos a la sinagoga y al Circo Marcelo. El fin de semana ha sido completado con una visita  a Ronda y dos paseos matutinos con espectaculares luces, un tiempo de invierno y dos manojos de espárragos de muy buen calibre.